viernes, 21 de diciembre de 2012

DEBERES DE NAVIDAD I


Nº 6:
LOS TRES PANECILLOS

Por una de las carreteras de Asturias caminaba un día un mendigo pidiendo limosna. Una mujer que se cruzó a su paso le socorrió amablemente en lo que le fue posible, y , deseosa de entablar conversación, le preguntó de dónde era. El mendigo repuso que de Riera, y que allí tenía una humilde casa, a la cual se dirigía, y en la que esperaba su mujer. Al oír el nombre de aquel pueblo, la generosa señora no pudo contener sus lágrimas, y le explicó que precisamente en aquel lugar ella había perdido a sus tres hijas, que estaban sometidas a encantamiento de la cueva de las Dueñas.

Como Riera estaba muy apartado de aquellos lugares, y la buena mujer no tenía posibilidad de ir hasta allí, rogó el mendigo que le prestara un servicio; sacó del bolsillo tres rollos de tres picos y le explicó que debía ir con ellos hasta la boca de la cueva de las Dueñas, al amanecer del día de San Juan, y decir allí ciertos conjuros, teniendo cuidado de que a los bollos no les faltase ningún pico. Prometió el mendigo cumplir fielmente el encargo, y marchó hacia Riera, donde fue recibido por su mujer.

Con los tres bollos cuidadosamente reservados, esperó hasta el día de San Juan; pero en cierta ocasión en que se hallaba fuera de casa, su mujer se sintió acometida por el hambre y no pudiendo contenerse, quitó el pico a uno de loa bollos. Cuando se enteró el marido de lo ocurrido, no pudo disimular su descontento y su preocupación; pero, no obstante, se decidió a probar suerte, y el día de San Juan, antes que amaneciera, se puso en camino hacia la cueva de las Dueñas, llevando sus tres bollos en la mano.

Llegó a la boca de la cueva cuando los primeros rayos del sol empezaban a clarear el día, y entonces pronunció las palabras que le había indicado la mujer.

Al instante salió de la cueva una doncella bellísima de largos cabellos rubios. El mendigo le entregó el bollo; ella lo colocó en el suelo, y al instante el bollo se convirtió en un caballo. Luego, dirigiéndose al buen hombre, le dijo:

- La que viene detrás te pagará.

Con el último bollo que le quedaba, si bien roto por uno de sus picos, volvió a formular la misma frase que hiciera surgir a las dos doncellas, y al instante hizo su aparición otra, tan hermosa como las anteriores. Pero al coger el bollo, rompió a llorar desconsoladamente y dijo que con aquel panecillo incompleto sólo podría salir un caballo de tres patas, en el cual le sería imposible huir. No obstante, le entregó un cinturón, diciéndole que era el pago prometido por sus hermanas y que se lo regalaban para su mujer. Acto seguido, las tres doncellas, tristes y llorosas, regresaron a la cueva.

También se marchó preocupado el buen hombre, y pesaroso de no haber podido liberar a las desgraciadas jóvenes.

Volvía de regreso por la carretera, cuando, sintiéndose fatigado, se detuvo a descansar debajo de un roble, dejando ceñido el cinturón que le acababan de regalar las tres hermanas en el tronco del árbol. ¡Cuál no sería el asombro del mendigo cuando, al contacto del cinturón, el roble empezó a arder con una intensidad desconocida! Comprendió entonces que aquel castigo había sido dedicado a su mujer, como venganza por haberse comido el pico de uno de los bollos, imposibilitando así la huida de las tres doncellas.

El buen hombre, satisfecho por haber podido librar de morir quemada a su mujer, se encaminó hacia su casa.


COMPRENSION LITERAL

1º- ¿Quiénes son los protagonistas de esta leyenda?
2º- ¿En qué fiesta tiene que llegar el mendigo a la cueva?
3º - ¿Cuál era el problema que tenía la mujer que encontró?
4º - ¿Qué era lo que tenía que llevar el mendigo a la cueva para salvarlas?
5º- ¿Qué pago dieron las hijas al mendigo?

COMPRENSION INFERENCIAL

1º- ¿Cómo se sintió la mujer cuando se entera que el mendigo era de Riera?
2º- ¿Cómo se sintió el mendigo cuando se entera de que su mujer se había comido el
3º - ¿Por qué no pudieron ser liberadas las muchachas?
4ª - ¿Cómo se sintió el mendigo cuando descubre el castigo que las muchachas habían
preparado para su mujer?

COMPRENSIÓN CRÍTICA

1º- ¿Crees que los conjuros y hechizos tienen algún efecto real sobre las personas?
Explica tu respuesta.
2º- ¿Qué crees que haría la mujer cuando pasó el día de San Juan y vio que sus hijas no
volvían?
3º- Qué otra solución inventarías tú para poder liberar del hechizo a las jóvenes al ver
que al bollo le faltaba un trozo.






































DEBERES NAVIDADES


CON LA ESCOBA


Estaba encendiendose las luces de la calle cuando el aprendiz,con su escoba al hombro,salió por las calles del pueblo.Iba silbando y se dirigió a una lucecilla.Se abrió una ventana sobre su cabeza.Era la casa del señor José y un niño de cabello dorado preguntó:
-¿Quién eres tú?
-Soy el aprendiz del tendero Ezequiel.Dile a tu padre si quiere que le barra su tienda por muy poca cosa a cambio.
-¿Qué cosa a cambio?
-Solamente un trocito de carne.
El niño entró y volvió a salir,muy alegre,pues aquel aprendiz silbaba una canción muy bonita y le gustaba escucharla.
-Pasa-dijo-Mi padre está conforme.Dice que siente compasión al saber quién es tu amo.
El aprendiz entro en la tienda oscura y fría,y empezó a barrer.El hijo del señor José se sentó en los peldaños de la escalera a observarlo.Al rato, se dió cuenta de que lo que barría el aprendiz tenía un brillo extraño.
-Llama a tu padre y dile que he encontrado algo-dijo el aprendiz cuando formó un montoncito en el suelo.
-¿Qué diablos quieres?-gritó el señor José al entrar por la puerta.
-Oh,señor,no se enfade conmigo-dijo el aprendiz,haciendole una reverencia-.Sólo quería avisarle de que he encontrado esto en su tienda.
El señor José se agachó a mirarlo,y empezó a dar gritos de alegría:
-¡Oro,oro! ¡Venid todos,que hemos encontrado oro!
Acudieron la mujer y los niños.A todos le corrían lagrimas por las mejillas.
-Toma tú la mitad..Por haberlo encontrado-dijo el señor José.
-No-respondió el aprendiz-.Sólo quiero un trocito de carne.


Ana María Matute
El aprendiz(Adaptación)





ACTIVIDADES


1.- ¿Qué significa? aprendiz, tendero, cabello dorado, estar conforme, compasión, peldaños, brillo extraño, las mejillas.












2.- Contesta:

  1. .¿Quién o quienes son los protagonistas?
  2. .¿Qué llevaba el aprendiz al hombro?
  3. .¿Qué quería barrer?
  4. .¿Cómo estaba la tienda?
  5. ¿Quién se sentó en los peldaños de la escalera?
  6. ¿Qué encontró el aprendiz en la tienda?
  7. ¿Quiénes acudieron a ver lo que había encontrado?
  8. ¿Quién daba gritos de alegría?
  9. ¿Quién quería dar la mitad del hallazgo?
10. ¿Cómo acabó la historia?































3. Contesta.

  1. .¿Qué crees que quiere decir, aprendiz de tendero?
  2. .¿Cuál es el oficio del señor José?
  3. .¿Cómo crees que es el tendero Ezequiel?
  4. .Según lo que has leído ¿cómo es el carácter del aprendiz?
  5. .¿A qué hora sucede la historia y por qué lo sabes?
  6. .¿Cómo se comporta al final de la historia el señor José?
  7. Subraya
-De forma responsable.
-De forma generosa.
-De forma egoísta.
  1. .¿Qué nos querrá enseñar la autora con esta narración?

































4. Contesta.


1. ¿Crees que importa el trabajo y el esfuerzo en la vida?
2. ¿Te gustaría conocer a una persona como el aprendiz? ¿por qué?
3. ¿Crees que hizo bien el aprendiz en entregar lo que encontró cuando barría?
4. ¿Qué hubieras hecho tú en su lugar?
5. ¿Qué piensas de la actuación del aprendiz al final de la historia?
6. ¿Te parece bien el final de la historia?¿Le pondrías otro?
7. ¿Debemos ser generosos, compasivos y respetuosos con todas las personas?¿Por qué?

martes, 18 de diciembre de 2012

Estimados padres y madres, en nombre de la Delegada de clase, os informo de que la compra de los cuadernillos de Inglés no se ha llevado a cabo ya que ha habido padres y madres que no han estado de acuerdo.
Un saludo y Felices Fiestas.

María.

lunes, 17 de diciembre de 2012

LECTURA COMPRENSIVA Nº4


CUENTA CON NOSOTROS.


-¿En qué piensas?- le dijo Anabel con cara de preocupación. Y es que Alfonso últimamente estaba siempre en las nubes con la mirada perdida pensando en, sabe Dios qué.
-¡Fonsi!,- le dijo su madre de nuevo- ¡Que te estoy hablando!
-¿Queeeé...?- contestó de mal humor- En mis cosas.

Hacía algunas semanas que los padres de Alfonso habían observado una actitud en él que no les gustaba nada. Por las mañanas, antes de ir al colegio, siempre estaba cabizbajo, sin ganas casi ni de dar los buenos días. Desayunaba, día sí día no, sólo un vaso de manzanilla porque se quejaba de dolor de barriga. Sin embargo, a la vuelta del colegio era otro Alfonso totalmente distinto. Llegaba enfadado, con mucho genio y se molestaba por cualquier cosa que le dijeran. Pero todavía faltaba un tercer Alfonso: el de los fines de semana. Éste era el de siempre: un chico amable, responsable , con ganas de ayudar en casa, colaborando en las tareas del hogar, y que salía con sus amigos del barrio, a los que conocía desde que tenía conciencia de ser quién era.

Los dolores de barriga hicieron que su pediatra le mandase algunas pruebas, entre ellas una ecografía. La conclusión del doctor fue: “No existe ningún problema físico por el que preocuparse”.
Así pues, quedaban por descartar otro tipo de problemas.

-Roberto, he pedido cita para una tutoría el próximo lunes con doña Eloísa.
-Mamá, otra vez estás con eso. Te he dicho que voy bien en el colegio y que lo llevo todo aprobado.
-Fonsi, no te pongas así. También los padres queremos que nos regalen el oído cuando nos toca un hijo estudioso y responsable- contestó su padre, haciéndole un guiño a Anabel, sin que lo viera Alfonso.
Alfonso insistía en su negativa:-El lunes papá no puede, así que lo tendréis que dejar para la semana siguiente... no para la otra porque tenemos excursión... o quizás para el mes que viene...no tengáis prisa.

Aquella respuesta de Alfonso preocupaba más, si cabe, a sus padres: ¿Por qué no querría un chico que cumple tan bien con sus responsabilidades y tareas escolares que sus padres fueran al colegio para hablar de él con su tutora?

Eran las cuatro de la mañana cuando de repente se empezaron a sentir gritos. Anabel y Roberto se despertaron sobresaltados. Los gritos provenían de la habitación de Alfonso.
-¡Fonsi!, ¡Fonsi!, ¡Despierta! ¿Qué te pasa, hijo?
-¿Qué estás soñando?
-¿Qué, qué,...qué pasa?- dijo aturdido Alfonso.
-Estabas gritando en sueños. Era una pesadilla. Tranquilízate, cariño.
-¡Mamá, no puedo más!. Estoy muy agobiado- dijo Alfonso muy alterado, mientras su respiración era cada vez más agitada.
-Fonsi, hijo, desahógate y cuéntanoslo cariño. Así no puedes seguir. Sea lo que sea, todo tiene solución y nos tienes a nosotros para ayudarte.
-Claro que sí, hijo. Siempre estaremos contigo.
Aquel abrazo de tres hizo a Alfonso tranquilizarse y sentirse reconfortado. Un fuerte suspiro le llevó a la calma. Cogió aire y contó lo que le ocurría.

Pasó cerca de un mes desde aquella pesadilla y ya sólo quedaba un Alfonso: el de los fines de semana. Anabel y Roberto ya no incluían en la lista de la compra la manzanilla. Los “buenos días” iban acompañados de beso matinal incluído. Y lo mejor de todo: el gesto y la expresión en la cara de Alfonso se relajaron, los malos modos desaparecieron y, salvo alguna rabieta que otra, se notaba que Alfonso era feliz.
Eso sí, de vez en cuando se hacía una pregunta: -¿Por qué no contaría antes lo que me pasaba?

SANTA CLAUS IS COMING TO TOWN